sábado, 14 de abril de 2012

¿Cómo relaciona Wiener la introducción del concepto de probabilidad con la concepción de San Agustín del Mal?

Para San Agustín el mal surge de la voluntad del hombre; ya que, el hombre es libre. El mal no proviene de Dios, sino de un alejamiento de El producto de una mala elección que privilegia a los bienes inferiores de los superiores. Es decir, su concepción del mal no sería resultado de dos fuerzas, bien y mal, es el resultado de una elección hecha por la voluntad, una voluntad que es libre.









Estos conceptos serian relacionados desde el punto de vista de una elección; ya que, la concepción del mal surge de una mala elección; es decir, que el hombre de una cantidad de posibilidades, cada una de ellas con una probabilidad, elige una de ellas, cuando la elección es errónea, la menos probable, es cuando surge el mal.
Wiener inventó una función no diferenciable en ningún punto, de difícil representación, pero no más abstracta que cualquier otro objeto geométrico como el punto o la recta (de mejor visualización). Desarrolló una medida de las probabilidades para conjuntos de trayectorias que no son diferenciables en ningún punto, asociando una probabilidad a cada conjunto de trayectorias, aprovechando la interpretación dada por Einstein al movimiento browniano. Construyó así una probabilidad que permitiría describir el fenómeno en términos matemáticos, en lo que se refiere a la trayectoria y posición de las partículas a través del tiempo.
El azar no se puede contruir ni predecir, ni tampoco ser formulado por teorías matemáticas, simplemente en un suceso que ocurrirá en algún determinado tiempo y espacio. Para Wiener la teoría de la probabilidad presenta diversos fenómenos complejos que se caracterizan por causas complejas y no lineales. Mientras que la concepción del mal de San Agustin, solo contempla resultados exactos, no existen aproximados o probabilidades, o las personas conducen sus vidas por el camino correcto (el bien) o por el equivocado (el mal), de ahí nacen las interrogantes que no necesitan percepciones matemáticas para analizarlas, sino mas bien percepciones filosóficas.

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